Hora de confesión: nunca cumplo mis propósitos de año nuevo. Soy
terrible para ello, y después de mucho pensarlo, y viendo lo disciplinada que
puedo ser para otras cosas, he llegado a la conclusión de que puede que el
problema no esté en mí y mi falta de disciplina, sino en los propósitos que me
estoy haciendo. Y quizás ese sea el problema de todos los que año tras año
hacemos los mismos propósitos sólo para ver pasar 365 días y darnos cuenta de
que una vez más no los pudimos cumplir.

Es un golpe al ego admitir la falta de compromiso pero la verdad es que
si no podía convencerme a mí misma de hacerlo esta semana, muy probablemente
tampoco la siguiente, ni la siguiente, y antes de darme cuenta miraría a un
nuevo año con el descubrimiento de haber fallado una vez más.
La pregunta entonces es, ¿por qué estoy aferrada a sueños que no quiero
cumplir? Para responder tuve que hacer un poco más de introspección, y destapar
unos cuantos caños desagradables. Me di cuenta de que algunas de las cosas que
creía querer, no eran sino expectativas de otras personas, cosas que quería
hacer únicamente para complacerles o enorgullecerles, aunque no tuvieran cabida
en mi vida. También, había otras que sólo quería alcanzar porque pensaba que
iban a ser la solución mágica que me iba a evitar doloroso y lento trabajo en
mejorar aspectos de mí misma que cojean penosamente: era mucho más fácil ser
hot de repente, que trabajar en mejorar mi autoestima de formas más saludables
y menos superficiales; el problema, claro, es que nunca iba a ser sexy de repente, así que me había atrapado a
mí misma en un círculo vicioso de fracaso, frustración y estancamiento
personal.

En fin, es definitivo que hasta ahora he sido un fracaso total no
cuando se trata de cumplir mis propósitos de fin de año, sino desde el momento
de crearlos, ¿qué hacer entonces? El 2018 tiene que ser diferente.
Bueno, lo que hice, y lo que recomendaría a cualquiera en mi situación
es un trabajo de varios pasos.
- Fui honesta conmigo misma. Y no hay otra forma de decirlo, esta parte no es agradable, y si no duele lo más probable es que no estés haciéndolo bien. Pero vale la pena. Así que siéntate y examina a consciencia tus metas de año nuevo. Date cuenta de cuales son cosas que pretendes hacer sólo por complacer a otras personas, y que no aportarán satisfacción a tu vida, incluso aunque sean buenas. También, mira cuáles son sólo parches con los que pretendes tapar partes de ti con las que no te sientes cómodo.
- Dejé ir. Dale la espalda a aquellos propósitos que tienen mucho más que ver con los sueños frustrados de otros que con cualquier cosas que quieras para tu vida; lo duro es ser honesto, pero hecho eso, olvidar estas metas se sentirá como quitarse un enorme peso de encima. Dale también la espalda a las soluciones mágicas, no valen la pena porque ni siquiera puedes cumplirlas, quizás incluso trabajar en ti mismo resulte más sencillo que cualquier cosa con la que pretendías evitarlo.
- Hice nuevos propósitos, desde lo pequeño. Encuentra otras formas, unas más sanas y que sí puedas implementar para mejorarte a ti mismo. Encuentra una forma de ser creativo para conectarte con la gente, en vez de querer alcanzar la fama; haz trabajo que haga feliz a otros para conseguir el dinero que necesitas, en vez de querer hacerte rico este año; ejercítate un poco para sentirte más fuerte y mejorar tu autoestima, en vez de querer bajar un específico número de kilos en un año. Al hacer tus nuevos propósitos, no pienses en la meta que quieres haber conseguido al final del año, piensa en cuánto estás dispuesto a hacer esta semana, y multiplícalo por 50 semanas, esa es tu meta; no te descorazones si se ve pequeña, el progreso pequeño pero sostenible te llenará de motivación, y siempre dará más resultados que luchar contra la falta de motivación que genera una meta inalcanzable y el inminente burnout.
Hasta ahora, el nuevo sistema me está
funcionando, casi dos semanas del 2018 y he hecho prácticamente todo lo que me
he propuesto y un poco más, incluso con imprevistos y tiempo perdido, y aunque
no puedo asegurar que vaya a resolver los problemas de todos los que no logren
cumplir sus metas, puede que de algo que pensar a cualquiera que esté en la
misma situación.
Y a lo mejor, si dejamos de correr en círculos
persiguiendo cosas que no queremos, no nos edifican y no nos acercan a la vida
que queremos tener, el 2019 nos encuentre en un lugar totalmente inesperado,
pero mucho mejor de lo que pudimos haber imaginado.
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